En primer lugar debes estar cómodo. Puedes permanecer de pie o sentado pero es importante que tengas la espalda bien recta.
- Respira suavemente por la nariz, nada más tiene importancia excepto tu respiración. Exala también suavemente por la nariz, de esta forma controlarás el volumen de aire y tu ritmo cardíaco.
- Junta las palmas de las manos como si estuvieses orando a la altura del chakra cardíaco, a la altura del esternón. A esta posición se le llama Gassho; en el induísmo se tiene la creencia que activa el chakra del corazón al tocar con los dos pulgares en ese punto energético.
- Levanta las manos mantiendo las palmas juntas y sitúalas por encima de tu cabeza.
- Separa las manos y visualiza cómo la energia entra por tu chakra corona. Este chakra junto con el del entrecejo, es muy sensible a la energía y sentirás un hormigueo o cosquillas en esos dos puntos. No te desconcentres y mantén tu atención en la energía que entra por la coronilla.
- Junta las manos sobre tu cabeza de nuevo y siente cómo se activan con esta nueva energía.
- Haz que tus manos vuelvan a la posición original, en Gassho, juntas a la altura del chakra cardíaco.
- Visualiza cómo la energía que entra por tu chakra corona pasa por tu canal central y llega hasta tus manos.
- Siente esa energía, deberías notar un cosquilleo por tus brazos y en las palmas de tus manos.
- Ahora inspira y nota cómo en cada respiración tus manos pulsan con la energía que llega, como si fuera un latido.
- Vuelve a inspirar y lleva la energía de tus manos hacia a tu plexo solar, dos dedos por encima del ombligo.
- Exhala suavemente y vuelve a sentir el pulso energético, el latido, y visualiza cómo de nuevo la energía se desplaza desde tu plexo solar hacia tus manos, como una gran bola energètica.
- Controla el proceso a través de tu respiración inspirando y exhalando.
- Una vez hayas acabado, vuelve a la posición Gassho y da las gracias.